El auto fue desarrollado para la categoría FIA-GT y era una evolución del 250 GT SWB, pero con un chasis más ancho donde se aclopaba el motor V12 de 3 litros del 250 Testa Rossa. El bastidor era tubular y soldado a mano, contaba con frenos de disco, una suspensión delantera de doble horquilla y la innedita caja de cambios de 5 marchas. El interior era austero, tal es así que solo incluía lo elemental para el piloto, por lo que no contaba con velocímetro.
Luego de su paso por el túnel de viento y las pruebas en el circuito de Maranello, el 250 GTO estaba listo para hacer historia.
En fin, era un auto revolucionario para su época y como podemos ver lo sigue siendo. Aún hoy en día da qué hablar y estos 20 millones pagados por uno de ellos es una prueba de ello.
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