Esto es algo que quiero escribir desde la semana pasada y por fin aquí está. Para mayores referencias, está escrito con el sentir que un neófito y fanático de los autos puede tener (harto moco), sobretodo si aún me considero el niñito que fue, de la mano de su papá, a ver por primera vez una competencia de autos nada más y nada menos que en el desaparecido circuito de Santa Rosa ciudad.
Sobre esto puedo decir que tenía más miedo que alegría, ya que sentir el viento de un auto que pasa por tu ladito a toda velocidad y así de cerca es, para un niño, difícil de asimilar. Sobre todo si tu papá decide cruzar el circuito cuando no pasa ningún carro. Pero bueno, eran los ochentas pues y “perdono” a mi viejo.
Pero a lo que voy es que muchos de esos sentimientos los reviví la noche en que fui gentilmente invitado al programa Bandera a Cuadros de Eduardo “Chachito” Dibos. Sí, lo escribí "Dibos" y no Dibós" como todo el mundo, porque luego de una pequeña investigación, encontré que se trata de un apelliedo francés, por lo que no lleva tilde y se pronuncia "Dibó". Este dato va como cultura general.
EMOCIONES ENCONTRADAS
Entrar y el primero que llama a mi atención es el mismo Eduardo Dibos, sentado frente a una PC leyendo la biografía del Kampeón Nacional de Cirkuito. Desde ahora se escribe con “K” por si no lo sabían, porque el que ostenta ese título nobiliario es Christian Kobashigawa, que además será el invitado de esta noche en su programa “Bandera a Cuadros”. Dibos voltea y tras mirarnos lanza unas palabras a mi acompañante: “Issa, a ver si puedes ayudarme a imprimir esto”. Issa me presenta con Dibos y en ese momento mi cabeza se fue a volar. Sólo podía pensar en que me hallaba ante Chachito Dibos, uno de los pilotos que más admiro y a quien en tantas carreras he visto pasar como cohete mientras yo saludaba su paso al lado de la ruta, como un espectador más, y pensando en si “me habrá visto”. ¡Qué va!
Mi mente seguía en otro lugar, para ser más exactos mi mente se encon- traba en la estación de pesaje de Yauli, en Junín. El re- cuerdo pertenece a una anécdota con Chachito, en una edición del Premio Presidente de la República, ¿o quizá fue Caminos del Inca? Sí, creo que fue Caminos, cuando yo, tras haber manejado desde la madrugada, me encontraba muy temprano estacionado frente al pesaje de Yauli, al lado del puente y a pocos kilómetros de La Oroya, en una zona amplia y de larga recta, desde donde podíamos ver el largo y rápido descenso de los autos desde lejos hasta pasar zumbados por nuestro lado y verlos cruzar el puente y el crucero del ferrocarril. Recuerdo que Dibos pasó con su Celica GT-4 en tres llantas. Había reventado un neumático posterior y sólo le quedaba el aro. Aún así, fue uno de los más rápido que vimos pasar esa fría mañana en la puna. Recuerdo también que el sonido que hacía el Toyota desde lejos era raro e intimidante, producto de la rueda defectuosa, pero nosotros no entendíamos a qué se debía, hasta que pasó por nuestro lado. Alucinante, sobretodo que al cruzar las vías férreas el sonido se volvió más agudo y se acompañó por chispas. Todos nos miramos y dijimos algo así como “¡pasu, qué bestia Chachito, está corriendo en tres llantas!”
Regreso de ese recuerdo y ahora estoy parado frente a él estrechando su mano e intercambiando sonrisas y no sé cómo decirle. Si llamarlo Eduardo. No, suena muy conchudo. Le digo Dibos. Lo mismo. ¿Chachito? Tampoco me convence. Mientras mi mente sigue en Yauli. Trato de tranquilizarme pero sólo logro la apariencia externa que engaña. Balbuceo y por fin digo algo así como “Señor Dibos, qué gusto”.
Ayudo a Issa a imprimir la biografía de Kobashigawa y al ingresar al set veo la mesa y el escenario que reconozco por la televisión. Wow!, digo. Las luces son tan fuertes que producen mucho calor y todo brilla tan estridentemente que obliga a cerrar un poco los ojos. Dibos se haya sentado ya en el centro de la mesa mientras algunas personas ultiman detalles de maquillaje, postura y vestimenta. En ese momento llega el complemento del programa, alguien quien, más que atraer las balas, las dispara. Se trata del pata Daniel San Román que llega muy bien acompañado además y con quien la complicidad de acontecimientos pasados me permiten decirle Daniel, a secas nomás. Dibos lo increpa apenas cruza por el escenario diciéndole “cada vez vienes peor vestido, qué te pasa”, Daniel no se intimida, entiende el chiste y argumenta su agenda mientras se acomoda en su puesto del puente de mando.
De repente cuando todos están ataviados entre cuadrar las cámaras, la prueba de sonido y demás cosas, reparo que a mi lado se haya un chinito chiquito y de semblante calmo y amigable. Vuelvo a mirar bien y es nada menos que Christian Kobashigawa, el Kampeón de Cirkuito. Mi mente vuelve a volar y jugarme otra mala pasada, para al final reaccionar y saludarlo.
LUCES, CÁMARA ACCIÓN
Acomodados todos, Dibos mira a su cámara mientras habla de la carrera de Fórmula Uno de Brasil que definió el campeonato mundial. La toma demora un poco y se da igual que en esos detrás de cámara que solemos ver en las películas. Dibos habla con la sala de control, preguntando por la toma y pide se vuelva a rodar. Nueva toma y ahora intenta hablar sobre el censo, pero igual pide un corte. Se vuelve a hacer la toma y corte otra vez, se le “lengua la traba”, parece, mientras empezamos ya a sonreír por tanto corte.
Kobashigawa está a la derecha de Dibos y vestido de luces (entiéndase de auspiciadores), mirando toda la escena en total calma y con postura inamovible pero siempre amigable. Es increíble su carisma. Los camarógrafos intentan acomodar un poco más las tomas y uno de ellos, volteando hacia Kobashigawa, le dice de manera insegura: “Disculpa, chinito, podrías correrte un poquito para allá”, señalando con la mano. Christian voltea y obedece sin contratiempos y con naturalidad, pero es San Román quien poniendo como siempre el toque jocoso increpa desde la otra esquina al osado camarógrafo diciendo “Cómo que ‘chinito’, más respeto, es el Kampeón Nacional”, aclara. Todos reímos y la función continúa.
Dibos empieza de nuevo, pero no le gusta y vuelve a decir el clásico “corten” de rigor, pero en ese momento San Román sorprende a todos levantando uno de los papeles donde tiene sus notas y que exhibe por una de sus caras en blanco un enorme número 5 recientemente dibujado con lapicero, mientras dice mirando a la cámara: “¡toma cinco!”
Todos reímos otra vez y es que entre Dibos y San Román se ve una complicidad de amigos de colegio que comparten carpeta y ambos empiezan a joderse tranquilamente mientras todos los demás seguimos riendo y algunos intentan trabajar.
SE ROMPE LA INERCIA
Issa, que está des- parramada en uno de los cómodos sillones que no están utilizando los pro- tagonistas me dice en voz baja para no interrumpir la grabación (¿interrumpir?), que “Dibos nunca se equivoca tanto y la mayoría de veces hace todo de corrido y a la primera”, mientras yo pienso que quizá sea por mi presencia, ya que no paro de moverme de un lado al otro tratando de captar los mejores ángulos para tomar fotos. Así que decido quedarme tranquilo, pero sólo por un ratito.
Volvemos a lo mismo, Daniel ya ha levantado ese mismo papel pero todo pintarrajeado donde a las justas se logra distinguir el número 9 sobre el cinco, seis, siete y ocho que ha ido dibujando con cada corte y corte otra vez. Parece que Daniel está con la chispa encendida por lo que el programa saldrá mejor que nunca, ya que ahora le dice a Chachito que para que salga bien la toma haga las muecas de ablandamiento de rostro, mientras se dispone a dibujar el número 10 en el mismo papel. Dibos empieza a jugar con su cara haciendo muecas, sacando la lengua, moviendo las cejas y mostrando los dientes, todo al mismo tiempos, pero San Román tiene otro as bajo la manga y lo remata al mirar a todos nosotros y gritar “¡rápido, llamen la ambulancia, está sufriendo otro ataque!” Qué irreverente, como siempre, pero igual llega a sorprendernos y echamos a reír sin poder evitarlo, hasta el propio Dibos lo hace, rompiendo así los ejercicios de ablandamiento de rostro recomendados por San Román.
Por fin la toma queda bien. Christian Kobashigawa no se ha movido, es más, con tanta cosa entre San Román y Dibos no vi si “el chinito” se rio, supongo que sí, porque no parece de piedra. Bueno, parece que el hilo del programa por fin se ha tomado y las cosas empiezan a fluir. Dibos empieza, ahora sí, la entrevista a Christian y el primer bloque termina saliendo todo muy bien y sin ningún corte, menos mal, porque seguro que Daniel ya tenía el número de la toma siguiente dibujado en sus papeles. Otro bloque y las cosas entre Chachito y Daniel empiezan a verse en la pantalla y en vivo: Chachito pregunta sobre los inicios de Christian en el automovilismo, Daniel interrumpe diciendo que “es una historia interesante, ya que él (refiriéndose a Christian), no es un ‘Dibos’, que llega con un billetón y saz!, se compra el mejor carro que hay”. Dibos responde algo así como que “no sólo eso, sino que compraba hasta a las autoridades”, siguiéndole la broma sin misericordia. Todos reímos ya sin fuerzas para reír.
Las cosas siguen así, Daniel arremete con sus armas de calibre pesado, tratando de obtener declara- ciones de Christian que nunca tendrán respuesta. Y es que el chinito cae tan bien y mide sus palabras que no se mecha con nadie. “Es tan lindo que da ganas de agarrarlo por los cachetes y decirle, ‘qué lindo chinito’, no crees”, me dice Issa. Por supuesto que sí.
CRÉDITOS FINALES
El programa termina, se apagan las luces más brillantes y el calor se esfuma mientras les quitan el maquillaje, Dibos voltea a nosotros y dice “qué opina el público, qué tal quedó el programa, qué les pareció”. Issa y yo respondemos que salió muy bueno y que nos gustó. La verdad.
ero lo que no digo yo es que el show de ver cómo se hace este programa me salió gratis, ya que normalmente para reírte mirando un escenario se debe pagar. Pero fuera de risas, todo me gustó. Dibos abre grandes los ojos y vuelve a increparnos: “¿De verdad?”, pero yo trato de entrar en confianza y ataco al único que la confianza me permite y respondo que “mejor estaba el programa con el otro panelista que había antes, Sr. Dibos, un gordito bonachón que escribe en Ruedas y Tuercas, ¿qué fue de él?” Luego de decir esto creo ver que alguien sonrió por ahí. No importa, otra vez mi carruaje se convierte en calabaza y regreso a mi lugar.
Daniel se despide de todos y al acercarse a mí le digo algo así como “sorry, tú sabes que es de broma” y en lo poco que lo conozco creo descifrar que sí entendió la joda, pero se despide de todos y se va tan bien acompañado como vino. Kobashigawa se queda conversando un poco con Dibos sobre autos y demás mientras los desmaquillan y yo repaso las fotos tomadas durante el programa con Issa, que no se deja fotografiar.
En definitiva, la química entre ambos es increíble y muy buena para el show. Qué pena que lo que se ve en la tele no es lo que yo pude apreciar detrás de cámaras. Pero la esencia no se pierde y está ahí, en esa media hora en que nos sentamos frente a la tele todos los domingos de 18:30 a 19:00 mientras sintonizamos RBC Canal 11, como se le conoce.
Por mi parte, yo con tanta emoción, olvidé retratarme con el Sr. Dibos y recuerdo esto justo cuando Chachito está por abordar su camioneta. Al pedirle una foto dice para todos: “Oye, pero, por qué no me dijiste adentro. Éste es más monse…” y volvemos a reír. Pero, cómo explicarle que recién mi cerebro se conecta un poco y me permite pensar claramente y a no actuar por emociones de fanático.
Bueno, por lo menos tengo mi foto con el Sr. Dibos. Quizá para la próxima vez le comente del recuerdo que tengo de él en le pesaje de Yauli y si las emociones no me traicionan, le pediré hasta un autógrafo. Por cierto, antes que me olvide, le agradeceré la invitación y el honor que significó para mí estar ahí. Y es que cuando uno es un fanático de los autos, conocer a los que van tras los volantes es una emoción muy grande.
Hagan clic en PROGRAMAS y luego en CHRISTIAN KOBASHIGAWA para ver toda la entrevista transmitida el domingo 21 de octubre.
Sobre esto puedo decir que tenía más miedo que alegría, ya que sentir el viento de un auto que pasa por tu ladito a toda velocidad y así de cerca es, para un niño, difícil de asimilar. Sobre todo si tu papá decide cruzar el circuito cuando no pasa ningún carro. Pero bueno, eran los ochentas pues y “perdono” a mi viejo.
Pero a lo que voy es que muchos de esos sentimientos los reviví la noche en que fui gentilmente invitado al programa Bandera a Cuadros de Eduardo “Chachito” Dibos. Sí, lo escribí "Dibos" y no Dibós" como todo el mundo, porque luego de una pequeña investigación, encontré que se trata de un apelliedo francés, por lo que no lleva tilde y se pronuncia "Dibó". Este dato va como cultura general.
EMOCIONES ENCONTRADAS
Entrar y el primero que llama a mi atención es el mismo Eduardo Dibos, sentado frente a una PC leyendo la biografía del Kampeón Nacional de Cirkuito. Desde ahora se escribe con “K” por si no lo sabían, porque el que ostenta ese título nobiliario es Christian Kobashigawa, que además será el invitado de esta noche en su programa “Bandera a Cuadros”. Dibos voltea y tras mirarnos lanza unas palabras a mi acompañante: “Issa, a ver si puedes ayudarme a imprimir esto”. Issa me presenta con Dibos y en ese momento mi cabeza se fue a volar. Sólo podía pensar en que me hallaba ante Chachito Dibos, uno de los pilotos que más admiro y a quien en tantas carreras he visto pasar como cohete mientras yo saludaba su paso al lado de la ruta, como un espectador más, y pensando en si “me habrá visto”. ¡Qué va!
Mi mente seguía en otro lugar, para ser más exactos mi mente se encon- traba en la estación de pesaje de Yauli, en Junín. El re- cuerdo pertenece a una anécdota con Chachito, en una edición del Premio Presidente de la República, ¿o quizá fue Caminos del Inca? Sí, creo que fue Caminos, cuando yo, tras haber manejado desde la madrugada, me encontraba muy temprano estacionado frente al pesaje de Yauli, al lado del puente y a pocos kilómetros de La Oroya, en una zona amplia y de larga recta, desde donde podíamos ver el largo y rápido descenso de los autos desde lejos hasta pasar zumbados por nuestro lado y verlos cruzar el puente y el crucero del ferrocarril. Recuerdo que Dibos pasó con su Celica GT-4 en tres llantas. Había reventado un neumático posterior y sólo le quedaba el aro. Aún así, fue uno de los más rápido que vimos pasar esa fría mañana en la puna. Recuerdo también que el sonido que hacía el Toyota desde lejos era raro e intimidante, producto de la rueda defectuosa, pero nosotros no entendíamos a qué se debía, hasta que pasó por nuestro lado. Alucinante, sobretodo que al cruzar las vías férreas el sonido se volvió más agudo y se acompañó por chispas. Todos nos miramos y dijimos algo así como “¡pasu, qué bestia Chachito, está corriendo en tres llantas!”
Regreso de ese recuerdo y ahora estoy parado frente a él estrechando su mano e intercambiando sonrisas y no sé cómo decirle. Si llamarlo Eduardo. No, suena muy conchudo. Le digo Dibos. Lo mismo. ¿Chachito? Tampoco me convence. Mientras mi mente sigue en Yauli. Trato de tranquilizarme pero sólo logro la apariencia externa que engaña. Balbuceo y por fin digo algo así como “Señor Dibos, qué gusto”.
Ayudo a Issa a imprimir la biografía de Kobashigawa y al ingresar al set veo la mesa y el escenario que reconozco por la televisión. Wow!, digo. Las luces son tan fuertes que producen mucho calor y todo brilla tan estridentemente que obliga a cerrar un poco los ojos. Dibos se haya sentado ya en el centro de la mesa mientras algunas personas ultiman detalles de maquillaje, postura y vestimenta. En ese momento llega el complemento del programa, alguien quien, más que atraer las balas, las dispara. Se trata del pata Daniel San Román que llega muy bien acompañado además y con quien la complicidad de acontecimientos pasados me permiten decirle Daniel, a secas nomás. Dibos lo increpa apenas cruza por el escenario diciéndole “cada vez vienes peor vestido, qué te pasa”, Daniel no se intimida, entiende el chiste y argumenta su agenda mientras se acomoda en su puesto del puente de mando.
De repente cuando todos están ataviados entre cuadrar las cámaras, la prueba de sonido y demás cosas, reparo que a mi lado se haya un chinito chiquito y de semblante calmo y amigable. Vuelvo a mirar bien y es nada menos que Christian Kobashigawa, el Kampeón de Cirkuito. Mi mente vuelve a volar y jugarme otra mala pasada, para al final reaccionar y saludarlo.
LUCES, CÁMARA ACCIÓN
Acomodados todos, Dibos mira a su cámara mientras habla de la carrera de Fórmula Uno de Brasil que definió el campeonato mundial. La toma demora un poco y se da igual que en esos detrás de cámara que solemos ver en las películas. Dibos habla con la sala de control, preguntando por la toma y pide se vuelva a rodar. Nueva toma y ahora intenta hablar sobre el censo, pero igual pide un corte. Se vuelve a hacer la toma y corte otra vez, se le “lengua la traba”, parece, mientras empezamos ya a sonreír por tanto corte.
Kobashigawa está a la derecha de Dibos y vestido de luces (entiéndase de auspiciadores), mirando toda la escena en total calma y con postura inamovible pero siempre amigable. Es increíble su carisma. Los camarógrafos intentan acomodar un poco más las tomas y uno de ellos, volteando hacia Kobashigawa, le dice de manera insegura: “Disculpa, chinito, podrías correrte un poquito para allá”, señalando con la mano. Christian voltea y obedece sin contratiempos y con naturalidad, pero es San Román quien poniendo como siempre el toque jocoso increpa desde la otra esquina al osado camarógrafo diciendo “Cómo que ‘chinito’, más respeto, es el Kampeón Nacional”, aclara. Todos reímos y la función continúa.
Dibos empieza de nuevo, pero no le gusta y vuelve a decir el clásico “corten” de rigor, pero en ese momento San Román sorprende a todos levantando uno de los papeles donde tiene sus notas y que exhibe por una de sus caras en blanco un enorme número 5 recientemente dibujado con lapicero, mientras dice mirando a la cámara: “¡toma cinco!”
Todos reímos otra vez y es que entre Dibos y San Román se ve una complicidad de amigos de colegio que comparten carpeta y ambos empiezan a joderse tranquilamente mientras todos los demás seguimos riendo y algunos intentan trabajar.
SE ROMPE LA INERCIA
Issa, que está des- parramada en uno de los cómodos sillones que no están utilizando los pro- tagonistas me dice en voz baja para no interrumpir la grabación (¿interrumpir?), que “Dibos nunca se equivoca tanto y la mayoría de veces hace todo de corrido y a la primera”, mientras yo pienso que quizá sea por mi presencia, ya que no paro de moverme de un lado al otro tratando de captar los mejores ángulos para tomar fotos. Así que decido quedarme tranquilo, pero sólo por un ratito.
Volvemos a lo mismo, Daniel ya ha levantado ese mismo papel pero todo pintarrajeado donde a las justas se logra distinguir el número 9 sobre el cinco, seis, siete y ocho que ha ido dibujando con cada corte y corte otra vez. Parece que Daniel está con la chispa encendida por lo que el programa saldrá mejor que nunca, ya que ahora le dice a Chachito que para que salga bien la toma haga las muecas de ablandamiento de rostro, mientras se dispone a dibujar el número 10 en el mismo papel. Dibos empieza a jugar con su cara haciendo muecas, sacando la lengua, moviendo las cejas y mostrando los dientes, todo al mismo tiempos, pero San Román tiene otro as bajo la manga y lo remata al mirar a todos nosotros y gritar “¡rápido, llamen la ambulancia, está sufriendo otro ataque!” Qué irreverente, como siempre, pero igual llega a sorprendernos y echamos a reír sin poder evitarlo, hasta el propio Dibos lo hace, rompiendo así los ejercicios de ablandamiento de rostro recomendados por San Román.
Por fin la toma queda bien. Christian Kobashigawa no se ha movido, es más, con tanta cosa entre San Román y Dibos no vi si “el chinito” se rio, supongo que sí, porque no parece de piedra. Bueno, parece que el hilo del programa por fin se ha tomado y las cosas empiezan a fluir. Dibos empieza, ahora sí, la entrevista a Christian y el primer bloque termina saliendo todo muy bien y sin ningún corte, menos mal, porque seguro que Daniel ya tenía el número de la toma siguiente dibujado en sus papeles. Otro bloque y las cosas entre Chachito y Daniel empiezan a verse en la pantalla y en vivo: Chachito pregunta sobre los inicios de Christian en el automovilismo, Daniel interrumpe diciendo que “es una historia interesante, ya que él (refiriéndose a Christian), no es un ‘Dibos’, que llega con un billetón y saz!, se compra el mejor carro que hay”. Dibos responde algo así como que “no sólo eso, sino que compraba hasta a las autoridades”, siguiéndole la broma sin misericordia. Todos reímos ya sin fuerzas para reír.
Las cosas siguen así, Daniel arremete con sus armas de calibre pesado, tratando de obtener declara- ciones de Christian que nunca tendrán respuesta. Y es que el chinito cae tan bien y mide sus palabras que no se mecha con nadie. “Es tan lindo que da ganas de agarrarlo por los cachetes y decirle, ‘qué lindo chinito’, no crees”, me dice Issa. Por supuesto que sí.
CRÉDITOS FINALES
El programa termina, se apagan las luces más brillantes y el calor se esfuma mientras les quitan el maquillaje, Dibos voltea a nosotros y dice “qué opina el público, qué tal quedó el programa, qué les pareció”. Issa y yo respondemos que salió muy bueno y que nos gustó. La verdad.
ero lo que no digo yo es que el show de ver cómo se hace este programa me salió gratis, ya que normalmente para reírte mirando un escenario se debe pagar. Pero fuera de risas, todo me gustó. Dibos abre grandes los ojos y vuelve a increparnos: “¿De verdad?”, pero yo trato de entrar en confianza y ataco al único que la confianza me permite y respondo que “mejor estaba el programa con el otro panelista que había antes, Sr. Dibos, un gordito bonachón que escribe en Ruedas y Tuercas, ¿qué fue de él?” Luego de decir esto creo ver que alguien sonrió por ahí. No importa, otra vez mi carruaje se convierte en calabaza y regreso a mi lugar.
Daniel se despide de todos y al acercarse a mí le digo algo así como “sorry, tú sabes que es de broma” y en lo poco que lo conozco creo descifrar que sí entendió la joda, pero se despide de todos y se va tan bien acompañado como vino. Kobashigawa se queda conversando un poco con Dibos sobre autos y demás mientras los desmaquillan y yo repaso las fotos tomadas durante el programa con Issa, que no se deja fotografiar.
En definitiva, la química entre ambos es increíble y muy buena para el show. Qué pena que lo que se ve en la tele no es lo que yo pude apreciar detrás de cámaras. Pero la esencia no se pierde y está ahí, en esa media hora en que nos sentamos frente a la tele todos los domingos de 18:30 a 19:00 mientras sintonizamos RBC Canal 11, como se le conoce.
Por mi parte, yo con tanta emoción, olvidé retratarme con el Sr. Dibos y recuerdo esto justo cuando Chachito está por abordar su camioneta. Al pedirle una foto dice para todos: “Oye, pero, por qué no me dijiste adentro. Éste es más monse…” y volvemos a reír. Pero, cómo explicarle que recién mi cerebro se conecta un poco y me permite pensar claramente y a no actuar por emociones de fanático.
Bueno, por lo menos tengo mi foto con el Sr. Dibos. Quizá para la próxima vez le comente del recuerdo que tengo de él en le pesaje de Yauli y si las emociones no me traicionan, le pediré hasta un autógrafo. Por cierto, antes que me olvide, le agradeceré la invitación y el honor que significó para mí estar ahí. Y es que cuando uno es un fanático de los autos, conocer a los que van tras los volantes es una emoción muy grande.
Hagan clic en PROGRAMAS y luego en CHRISTIAN KOBASHIGAWA para ver toda la entrevista transmitida el domingo 21 de octubre.
7 comentarios:
Excelente artículo y fotos Kike!, estamos ansiosos para el pre evento del día Sábado con Koba. Saludos a todos.
Buen artículo, cómo hiciste para estar en el programa, que hay que hacer?
Hola Wetwilly, del "Koba-evento" aún no puedo hablar nada, es secreto aún...
Los que quieren ir al programa de Chachito sólo deben recoger sus pases en RBC, al costado de la cola para "La Noche del Once". Jaja!
muy buen articulo kike ..... esa sensacion de estar al lado de una leyenda es increible .... io tb lo senti no sabes q hacer ... y tu cerebro se paraliza jaja
saludos
Así es Forza-G, somos pocos los "elegidos". Saludos.
Saben cuándo regresa este programa? En verdad la química Dibos-San Román se hace extrañar.
Pues por estos dias es un misterio, si volverá o no. Apenas sepamos algo les haremos saber, porque si se hacen extrañar
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